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Audio Stop 218

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A woman wearing a sheer white blouse, short red and gold vest, and full-legged, patterned pants cinched below the knee lies back and looks at us with hooded eyes in this horizontal painting. Her shoulders lean back against an oversized white pillow, up along the right edge of the composition. Her body tips toward us, and her knees are bent so her feet are together in the lower left corner. Her right arm rests along the side of her body, and she props herself up with her other arm. That hand has a gold band on the ring finger. Her light skin is tinged with green on her face. Her head rolls slightly away from us so she looks down her cheeks at us with slitted, dark eyes through heavily lined lids. She has dark brows, and her rose-red lips are parted. The angle of her head creates a slight double chin. Gold hoops with dangling fringe or chains hang from her ears, and she wears three strands of dark beads around her neck. Her black hair is plaited in a thick braid that comes down over her left shoulder, closer to us. A cap made of gold-colored disks and red fringe sits on the far side of her head. The woman’s clothing is more loosely painted. We may see her breasts and pink nipples through her sheer, silver-gray tunic, which has long, voluminous sleeves. The short, bolero-style vest is strawberry red and gold, with narrow cap sleeves. A sea-blue sash around her waist is striped with overlapping burnt-orange and black lines. Her pants have flaring legs gathered with a button just below her knees. The pattern is of sage-green circles with swipes of rust-red in the center, suggesting flowers and vines against a black background. Her knees are spread open so her feet can barely be contained within the composition. Her teal-green slip-on shoes have the suggestion of flowers painted with dabs of yellow, black, and red, and a pompom atop each toe box. A red and gold cushion sits just beyond her feet. On it is a tray of oranges and an emerald-green jug. The pillow the woman leans on is propped against a short section of wall or piece of furniture painted with a border of roses. The room opens up beyond this, and has a turquoise and brown rug leading back to a cranberry-red sofa, on which a gray piece of fabric has been draped. The wall above is patterned with yellow and green diamonds and pink flowers against a laurel-green background. The artist signed the lower left, “A. Renoir. 70.”

Auguste Renoir

Odalisque, 1870

West Building, Main Floor — Gallery 81

La novelista Laila Lalami y la curadora y jefa de pintura francesa Mary Morton analizan las historias y los legados que rodean el retrato imaginario que hizo Renoir de una mujer argelina.

Transcripción de audio

NARRADOR:
Auguste Renoir tenía una habilidad increíble para cautivar los sentidos de los espectadores con un color intenso, una luz reluciente y una considerada composición. Curadora Mary Morton:

MORTON:
Uno de los aspectos extraordinarios de esta pintura es el placer y el desafío que supone para Renoir describir todas las texturas de estas telas fantásticas: cautivan al observador el terciopelo, el brocado, el canesú transparente y diáfano, las plumas, el oro, el metal, las zapatillas. Y luego, por supuesto, la increíble expresión junto al posicionamiento de sus piernas y su pie arqueado.

NARRADOR:
La pintura tiene la intención de hacernos pensar que estamos dentro de un harén, un espacio estrictamente privado y femenino en un hogar del norte de África de la época. Aunque de hecho esto es el propio estudio de Renoir.

LAILA LALAMI:
No me sorprende para nada saber que la modelo de este cuadro era de hecho una mujer de París. Mi nombre es Laila Lalami, soy novelista y ensayista y vivo en Los Ángeles.

Ni Renoir ni ningún otro francés, habría tenido acceso a este espacio íntimo del hogar de una familia argelina. Pero lo que es claro es que hay ese deseo a traspasar una barrera. Es una mujer que se retrata casi como un ofrecimiento.  

MARY MORTON:
Es probable que él rentara un disfraz fantástico, vagamente norafricano. Y también ha engalanado el espacio de su estudio con algo de arte decorativo.  
 
LAILA LALAMI:
Es imposible mirar esta imagen de 1870 y no pensar en el contexto en que se pintó: en este momento, Francia ha invadido Argelia y ahora está en control del país.  

Nos gusta considerarnos criaturas más modernas y de mente más abierta, pero todo lo que tenemos que hacer es mirar cómo esta forma de ver a las mujeres continúa en la actualidad, debido a esta fantasía, esta visión de las mujeres árabes, bereberes y musulmanas como diferentes.  

MARY MORTON:
Entonces, ¿qué hace uno con cuadros como este, que sirvieron para hacer promover el estereotipo de los colonizados? Creo que es esencial que no los escondamos. Necesitamos usar objetos como este para ayudarnos a acceder al pasado y la historia de manera crítica.
 

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