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Audio Stop 203

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On a tabletop spread with an ivory-white cloth, plates, and white porcelain bowls containing sweets, fruit, olives, and a cooked fowl are arranged around the largest platter, which holds the head, wings, and tail of a peacock stuck into a tall, baked pie, in this horizontal still life painting. The front, left corner of the table is near the lower left corner of the painting, so the tabletop extends off the right side of the composition. The white tablecloth lies over a second cloth underneath, which is only visible along the right edge. The cloth underneath has a leafy, geometric pattern in burgundy red against a lighter, rose-red background. The peacock pie is set near the back of the table, to our right, so it fills the upper right quadrant of the composition. The bird holds a pink rose in its beak. In front of it, near the lower right corner of the painting, a white porcelain bowl painted with teal-green floral and geometric designs holds about ten pieces of pale yellow and blush-red fruit. A pewter plate next to it, to our left, holds dried fruit and baked, stick-like sweets, some covered with white sugar. A pile of salt sits atop a gold, square vessel between the sweets and the peacock pie. Another blue-patterned, white porcelain bowl filled with green olives sits near the back of the table next to a lidded, pewter pitcher with a long spout. Other pewter plates hold a baked fowl, like a small chicken, and, closest to us, a partially cut lemon with its peel curling off the plate. Nuts, more fruit, an ivory-handled knife, bread rolls, and flat biscuits sit on the white cloth among the plates. One glass with a wide stem covered in nubs and a flaring bowl sits near the back, left corner of the table, filled with a pale yellow liquid. An empty glass lies with the upper rim on another pewter plate, to our left. Also on the plate is a bunched up white napkin and a leather case for the knife. The background behind the still life is brown.

Pieter Claesz

Still Life with Peacock Pie, 1627

West Building, Main Floor — Gallery 50

La célebre chef Carla Hall examina la amplia variedad de alimentos presentes en la escena del banquete de Claesz.

Transcripción de audio

NARRADOR:
El pastel de pavo real es la estrella en este cuadro de un banquete, realizado en 1627 por el artista holandés Pieter Claesz. Lo rodean otros alimentos y vajilla costosos e importados. Estos elementos no representan una comida real, en su lugar, se ensamblan en esta escena para señalar la fortuna de la persona que compró el cuadro.

CARLA HALL:
Se trata de mostrar al invitado, o al espectador, quién es uno y lo que representa. En aquellos tiempos de 1627, había que contratar a un artista para que viniera y pintara la percepción que uno tenía de su propia riqueza.   Hoy tendemos a hacer eso en las redes sociales. Está realizado con mucha belleza.

Mi nombre es Carla Hall.  Soy chef. Puede que mucha gente me conozca del programa Top Chef de hace un tiempo. Me apasionan todas las cosas creativas.

NARRADOR:
Debajo del pastel hay un salero dorado, y un plato con pequeños dulces.

CARLA HALL:
La sal debió ser muy preciada. Lo mismo que el azúcar. En la artesanía no solo de los dulces sino también de la corteza, se ve que tuvieron ayuda: hay personas en la cocina que realizan esa tarea, y son muy habilidosas.  

NARRADOR:
El azúcar tenía que venir a los Países Bajos desde las plantaciones en Estados Unidos o el Caribe; las aceitunas y el vino tinto, tal vez venían del Mediterráneo. Los tazones de porcelana azul y blanca deben haberlos traído de China a un costo considerable. Entonces, este cuadro alude a la fuerza y la prosperidad del imperio comercial holandés de la época, además de a la riqueza y aspiraciones de la familia que lo colgó en su casa.

Carla está completamente a favor de la corteza del pastel, dorada y perfecta. Pero el pavo real relleno encima anuncia de manera espectacular lo que hay dentro.

CARLA HALL:
Es claro que no es comestible.  En tiempos modernos, diría que se asemeja a tener una hamburguesa rellena con oro de 24 quilates.  No la comes, porque el oro no es delicioso, pero solo la pides por tu riqueza y para pagar una cierta cantidad porque puedes hacerlo.

 

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