Audio Stop 203
Pieter Claesz
Still Life with Peacock Pie, 1627
West Building, Main Floor — Gallery 50
La célebre chef Carla Hall examina la amplia variedad de alimentos presentes en la escena del banquete de Claesz.
Transcripción de audio
NARRADOR:
El pastel de pavo real es la estrella en este cuadro de un banquete, realizado en 1627 por el artista holandés Pieter Claesz. Lo rodean otros alimentos y vajilla costosos e importados. Estos elementos no representan una comida real, en su lugar, se ensamblan en esta escena para señalar la fortuna de la persona que compró el cuadro.
CARLA HALL:
Se trata de mostrar al invitado, o al espectador, quién es uno y lo que representa. En aquellos tiempos de 1627, había que contratar a un artista para que viniera y pintara la percepción que uno tenía de su propia riqueza. Hoy tendemos a hacer eso en las redes sociales. Está realizado con mucha belleza.
Mi nombre es Carla Hall. Soy chef. Puede que mucha gente me conozca del programa Top Chef de hace un tiempo. Me apasionan todas las cosas creativas.
NARRADOR:
Debajo del pastel hay un salero dorado, y un plato con pequeños dulces.
CARLA HALL:
La sal debió ser muy preciada. Lo mismo que el azúcar. En la artesanía no solo de los dulces sino también de la corteza, se ve que tuvieron ayuda: hay personas en la cocina que realizan esa tarea, y son muy habilidosas.
NARRADOR:
El azúcar tenía que venir a los Países Bajos desde las plantaciones en Estados Unidos o el Caribe; las aceitunas y el vino tinto, tal vez venían del Mediterráneo. Los tazones de porcelana azul y blanca deben haberlos traído de China a un costo considerable. Entonces, este cuadro alude a la fuerza y la prosperidad del imperio comercial holandés de la época, además de a la riqueza y aspiraciones de la familia que lo colgó en su casa.
Carla está completamente a favor de la corteza del pastel, dorada y perfecta. Pero el pavo real relleno encima anuncia de manera espectacular lo que hay dentro.
CARLA HALL:
Es claro que no es comestible. En tiempos modernos, diría que se asemeja a tener una hamburguesa rellena con oro de 24 quilates. No la comes, porque el oro no es delicioso, pero solo la pides por tu riqueza y para pagar una cierta cantidad porque puedes hacerlo.