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Audio Stop 22

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Densely spaced lines and splatters in black, white, pale salmon pink, teal, and steel gray crisscross a rectangular cream-colored canvas in this abstract horizontal painting. The lines move in every direction. Most are straight but some curve slightly. The density eases a bit near the edges. Two sets of ghostly white handprints are visible at the upper corners. The artist signed and dated the painting in black paint in the lower left corner: “Jackson Pollock ’50.”

Jackson Pollock

Number 1, 1950 (Lavender Mist), 1950

East Building, Upper Level — Gallery 407-B

Las pinturas chorreadas de tamaño mural de Jackson Pollock enfrentaron reacciones diversas cuando se expusieron por primera vez en 1948. Para esta pintura, el artista colocó un gran lienzo sobre el suelo de su estudio-granero, cubriendo el espacio prácticamente por completo. El artista utilizó pintura comercial, pintura al óleo, esmalte y aluminio; dejó gotear, vertió y lanzó los pigmentos utilizando pinceles y palos cargados de pintura mientras caminaba al rededor del lienzo. Pollock afirmó que esta era su manera de ser parte de su obra, actuando como un medio en el proceso creativo. “Firmó” la pintura en la esquina superior izquierda y en la sección superior del lienzo con la huella de sus manos.

Transcripción de audio

HARRY COOPER:

Pollock afirmó: “En el suelo me siento más cómodo. Me siento más cerca, más parte de la pintura, ya que de esta manera puedo caminar a su alrededor, trabajar desde los cuatro lados y literalmente estar en la pintura”.

NARRATOR:

Jackson Pollock comenzó esta gran pintura estirando el lienzo sobre el suelo de su ‘granero convertido en estudio’ en el extremo más oriental de Long Island.

Harry Cooper, curador y director de arte moderno.

HARRY COOPER:

Utiliza los pinceles —no el pincel en sí, sino el mango— para guiar la pintura que cae de la lata a medida que danza alrededor del lienzo, a veces incluso pisándolo, vertiendo la pintura, dejándola gotear, chorrear, lanzándola, en ocasiones, con gestos muy exagerados. Pueden ver alguno de esos gestos exagerados en el negro, que atraviesa la pintura a lo largo. Parece que todo hubiera sido pulverizado.

NARRATOR:

Pese a la apariencia de espontaneidad, a la sensación de que cualquiera, incluso un niño, podría hacer una pintura como esta, el mismo Pollock afirmó: “Yo controlo cómo fluye la pintura, no es un accidente”. El proceso de Pollock, en principio, dejó atónito al público. Sin embargo, el artista se ganó el favor de los críticos de arte más destacados con bastante rapidez. Uno de ellos llamó “pintura de la acción” a su estilo, nombre que implicaba que el lienzo era un lugar de acción, una suerte de campo de acción. Clement Greenberg, otro crítico, tituló esta pintura “Neblina lavanda”; en aquella complicada maraña de pintura vio un aura violácea.

HARRY COOPER:

Existe un mundo de posibilidades para aproximarse a esta pintura. Podemos acercarnos a ella de manera muy física, pensando en la acción y los gestos. O podemos hacerlo muy ópticamente y quizás olvidar que fue pintada sobre el suelo. Después de todo, la estamos observando colgada en la pared de un museo, al igual que ocurre con cualquier otra pintura. Es el tipo de obra frente a la que uno puede pasarse horas. Parece infinita.

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